El arte de la prudencia. Baltasar Gracián.
El prudente considera que lo miran o que le mirarán.
Sabe que las paredes oyen y que lo mal hecho acaba saliendo a la luz.
Aunque esté solo, actúa como si todo el mundo le viera, porque sabe que todo se sabrá.
Mira ya como testigos a los que, cuando se enteren, lo serán después.
Quien desea que todos le vean no se preocupa que desde fuera le puedan observar en su casa.