Ordenando los armarios de los cuartos de baño, las he encontrado. Como seguimos con tanto frío, hace día para acostarse con una bien calentita. De pequeños las tenían con forma de pez y se las ponía en la tripa cuando les dolía. A mí siempre me dio cosa que se abriera el tapón y se saliera el agua.
Tengo un recuerdo inolvidable de una noche heladora en una casa de campo en una finca en Béjar hace 18 años; cómo sería el frío que pasé que aún visualizo el cuarto antiguo con esas camas congeladas; nuestra hija mayor tenía un mes y la pobre se tuvo que tomar un biberón de escarcha casi; educada desde que nació y jamás se quejó de nada; es muy friolera y dormilona.
Perdonad a todos los del calor, pero no puedo sentarme a responder a vuestros tan cariñosos mails; os estoy muy agradecida a tanto amor.