Me hace mucha gracia cuando llegan los motoristas a un lugar, a entregar un paquete o el cartero esta misma mañana, que apagan la moto y hablan contigo con el casco puesto. Parecen hormigas atómicas. Ya de paso, un recuerdo a los carteros que nos traen las cartas que aunque ahora sean multas y nos nos guste recibirlas, también de vez en cuando traen invitaciones, revistas.. Vienen en vespa y me gusta escuchar el sonido cuando trabajo en el taller con la ventana abierta porque lo siento que viene a casa. Hablamos de nuestras cosas, de mis pedidos que salen a clientes y hoy incluso nos despedimos, qué pena. Van rotando, pero el de antes, Fernando, vivió su carrera contándomela y le apoyaba en sus exámenes, lo malo y lo buenísimo, es que sacó la oposición y lo dejó.
Hoy precisamente echo en el buzón algunas cartas de despedida, de esas de puño y letra; puntualizo, con mala letra, pero con sentimiento. Alguno que me lee se llevará una sorpresa..