Hablando con una mujer rumana que quiero mucho, se lamentaba de la muerte por infarto de su primo, joven y bueno. De ahí pasó a contarme cómo se venera a un fallecido en su país. Tan bonito que paso a detallar:

Se vela su cuerpo, ceremonia religiosa y entierro. De ahí se van todos a la casa familiar donde vivió y se reúnen en torno a la mesa, bien bonita, y con todos los detalles que se pueda, agasajando a todos los que vayan llegando, ofreciéndoles la bebida que tengan y puedan en cada casa. Y atención: A la gente más pobre les regalan la ropa del familiar que despiden y les ayudan en sus necesidades.

Cuando voy a un funeral y al terminar parece una fiesta social, no me gusta. En la iglesia chillidos y mucho beso. Con la pandemia cambiaron las despedidas, pero todo vuelve, todo se olvida.

Esta semana os recomiendo algo eterno: Los Aros Clásicos, en los tres tamaños.