La ciudad de los canes. Mi hijo no para de pedir uno; sé que sería muy feliz con un perro, pero me temo que me tocaría a mí ocuparme de él y no quedan segundos libres en el día. No podría “agarrar” la bolsita y retirar las cacas del suelo. Mi palabra del día es ” cuidado” ya que las calles son tan sucias que las pisas con facilidad. Ajj.