Ayer me levanté con fuerza e ilusión. Pude ir a esquiar con mi familia y después de dos años me deslicé por la nieve como si fueran claras a punto de nieve. No se veía nada de la niebla que había, pero sentí lo que los ciegos no pueden ver; qué sensación ¡¡ . Me dejaba llevar por lo que aprendí de pequeña: con suavidad y seguridad. Lo mejor es la parada para tomar una sopa caliente y brownie de postre.
He recibido una inyección de vida que quería compartiros pues ver que se pueden recuperar facultades anteriores es muy animoso.