Hoy no hay foto chicos ya que estáis muy aburridos sin apenas escribir.
Para animaros este día, os contaré que ayer cruzando un semáforo escuché el tremendo estornudo de un hombre que venía detrás que pegué un chillido tal que la gente se empezó a reír. Era tan fuerte que me pareció como de un perro y yo a la vez salí corriendo. Típico momento de calle llena de gente, coches mirando y todos partidos de la risa.
Es impresionante cómo a veces una mujer pequeña de tamaño puede llegar a emitir tal sonido que no le pega nada. O al revés, una persona grande que de repente dice un “achís” suave que queda ridículo. Reconozco que me pone nerviosa escuchar estornudos maleducados. Tengo una persona bien cerca que cuando lo hace, lo repite 7 veces y huyo para no escucharlos. Hay que enseñar al cuerpo a dominarse cuando lo requiere la ocasión. Y qué me decís de los hijos cuando lo hacen y te piden siempre un pañuelo después ? A veces me dan ganas de decir que no me quedan y que se busquen la vida, pero me da pena y mira que siempre les pido que lleven kleenex.
Dicen que es saludable; por algo se dirá después: salud ¡