Una de las maravillas del mundo y que os he querido mostrar con la ilusión y la intriga con la que viví el viaje pues no me quise meter antes en internet para recibir el impacto al verlas. Eso lo suelo hacer siempre que voy a un lugar nuevo; para que la opinión de otros nunca me condicione. Os cuento que cuando llegamos al hotel y vi por la “vidriera” la explosión de la naturaleza al fondo, pegué un chillido y me sobrecogí. Las cataratas que os muestro son las brasileñas y las de ayer eran las del lado argentino. El momento de la foto refleja la ansiedad por el momento que íbamos a vivir: llegar a la catarata del fondo con el “gomón” (zodiac), con dificultad por la fuerza del río, y meternos dentro ¡¡ Sí ¡¡ lo que os cuento: fueron segundos de exclamar desde lo más hondo y llorar a carcajadas; es rara esta expresión, pero así fue. No os imagináis la cantidad de agua y la fuerza con la que caía. Te tumbaba y daba mucho miedo. Te cortaba la respiración. Yo chillaba a mis hijos. “Que se vaya todo lo malo”¡¡..eso me lo han recordado después..para mí fue un delirio inolvidable.
Cada día supera el anterior..el listón está muy alto ¡¡
Viva la vida ¡¡