Esa maraña de sillas no invita al descanso, pero me gustó tanto al verlas ¡¡
Ese juego de poner música y al apagarla te tenías que sentar corriendo en la primera que quedara libre..Ahí se veía a los valientes que bailaban alrededor mirando al público y los más conservadores y temerosos que lo hacían pegaditos a las sillas e incluso las tocaban, lo que estaba prohibido..Todo hay que decir que a veces el que ponía la música sabía a quién quería eliminar o hacer ganar..
Yo no era de ganar. Nunca fui muy competitiva. Sí el esfuerzo pero me daba igual el premio.