La crêpe es un fenómeno de moda que se desarrolla en todas partes del mundo. De hecho, se encuentran crêperies en los Estados Unidos, Canadá, Argentina, y hasta Japón, donde famosos crêpiers tal como Bertrand Larcher , que se instaló en Tokio en 1996, exportaron esta especialidad francesa. Ahora, las típicas crêpe y galettes se comparten para festejar momentos de buena convivencia en todos los lugares donde emigraron franceses.
En la antigüedad romana, ya se comía crêpes, por ejemplo para celebrar la vuelta de la primavera y la promesa de la próxima cosecha. Después, los viajes de los cruzados a Asia revolucionaron el mundo de las crêpes, llevando sarraceno en Europa durante el siglo XII. De esta forma, el abanico de recetas se amplió, permitiendo el nacimiento de la galette, crêpe hecha con harina de sarraceno.
La harina de sarraceno (trigo negro) proviene de una pequeña semilla que tiene una forma triangular y un gusto amargo, con un toque de sabor a avellana. Los crêpiers dicen que el secreto de una buena galette, es que tenga sabor a sarraceno, y que su textura sea Kraz (en Bretón) o crujiente.
Todo lo que lleve queso fundido..me encanta ..
alicia
Cuánto sabes bambina!!!
besos.
Marisa
Qué interesante Vero! Y de postre, uno de harina blanca con dulce de leche.
Abrazos.