Se nos fue.
La conocí en el Hospice, lugar donde van a morir los enfermos desahuciados que ya no tienen solución en los hospitales. El Buen Samaritano, es un maravilloso hogar donde les acogen los días que necesiten hasta partir al Paraíso. Les dan el amor y las atenciones que no tuvieron en vida, pues reciben a gente de la calle o que no tienen medios para mantenerlos en casa. Los voluntarios y personal médico les atienden de forma impecable y profesional y se respira paz y mucho amor.
Deseaba conocerlo. Mi amiga Paula me llevó y entré en otro mundo que desconocía y que me produjo mucho dolor y admiración por las personas que ve tanto dolor a diario.
Dos mujeres con cáncer ; primero partió Poli y hoy Mabel. Pasé un día con ellas; tan sólo uno, pero fue suficiente para quererlas y para no poder olvidarlas jamás. La primera tenía un tumor inmenso en la mama que le impedía moverse de la cama; en su dolor, sólo sonreía y sufría; su familia muy humilde en frente; sin hablar; se comunicaban en el silencio.
Mabel amaba pintar y me inventé que le enseñaba la técnica de pintura española..primero con puntos, luego con ceras; luego la que se prepara una base de trozos de colores y se pinta entera de negro encima de tal forma que al pasarle algo con punta, va levantando el color oscuro y permite ver la silueta pintada a trazos de colores; otra que fue la de poner una moneda debajo y pintar el papel que queda encima, de tal forma que queda el dibujo grabado en él y por último, la que fotografiamos, que era dibujar con dos rotuladores a la vez..tonterías que me permitieron llegar a su corazón y saber que siempre pedía el color verde de la esperanza..y que le gustaría llevar las uñas más arregladas y así le regalaron..empezó hablando con monosílabos y luego no paraba. Nos quedó una conversación pendiente y deseaba abrazarla pero ya no podrá ser.
Le dedicó el dibujo a su hija: “Mili, te amo bebé” pus cumplió 11 años y la iba a ver el fin de semana.
Su cara hinchada me recordaba a los seres queridos que han padecido este sufrir y cuánto desearía que termináramos con estas cinco letras que unidas resultan mal. Ya son cinco argentinos que me han dejado huella y se han marchado en estos meses.
Aceptó su realidad; pasó de estar enfadada a transitar hacia la paz. Este fin de semana se pudo despedir de su casa y de sus cinco pequeños y marido que la quería mucho; regresó el lunes sabiendo que no saldría más.
Siempre pintaba flores y terminó enverilada. Sus ojos no eran de este mundo.Cuando tomamos la foto, pensé que algún día os la presentaría y así llegó . Descanse en paz.