Hoy no me deja el servidor colgar una foto. Pero os imagináis si os cuento que reuní a cenar en casa a un hermano de mi abuela, que hace más de 25 años se vino a vivir a La Argentina con sus 8 hijos. Hoy quiero dedicarle el diario a él por su esfuerzo ya que si bien yo he vivido este desarraigo, el suyo fue para siempre y con mucha dificultad. Venimos de una familia muy grande y siempre ha habido alguna ocasión especial en que nuestro tío venía a España con su esposa y algún hijo; pero con muchos años por medio. Hoy han venido sus hijos que dejé de ver cuando se marcharon, hace ya más de cuarto de siglo. He conocido a sus mujeres y maridos. Realmente ha sido impresionante cómo la sangre fluye y nos marca pues era como si nos hubiéramos tratado toda la vida. No nos queríamos despedir. Hemos brindado con buenos caldos y nos hemos reunido en torno a una mesa preciosa con una comida casera.
Para rematar con broche de oro, ha venido otro primo, que vive en Madrid; que es hijo de otro hermano de mi abuela y está aquí porque rueda una película, nada más y nada menos que con Ricardo Darín y el Dr. Campanela; os hablaré de él; os adelanto su nombre: Javier Godino.
Todos unidos y mis hijos testigos del reencuentro. Son momentos inolvidables que engrandecen la vida.