Os muestro las benditas sandalias de Madre Teresa; lo que habrán aguantado..lo que no habrán parado ni descansado..
Mi madre me donó unas suyas un día en verano y puedo asegurar que me las he puesto todos ¡, todos los días..aunque sea para conducir..ayer al llevarlas con los primeros frescores de la tarde pensé que tocaba ya retirarlas..pues no..en unos días me reengancho al verano porteño y como allá me siento libre, las usaré por capital..lo que no hago en Madrid. Motivo de más que el primer día que me pongo un zapato cerrado me sale una ampolla que me impide calzar..podríamos hablar de la mercromina o mercurio cromo que nos poníamos para todo..las tiritas no curan, sí protegen..
Mi abuela me contaba que ella ya no luce los dedos de los pies..que las señoras mayores no los muestran porque así fueron educadas..cómo se nota la edad en ellos..se arrugan..qué pena el pasar del tiempo.
Me resisto al calcetín y los zapatos. Vivan los dedos al aire ¡