Mañana primaveral con sol radiante. Por fin me permito “el lujo” de tomar un café con una nueva amiga boliviana. Es en una terraza preciosa, con escultura y todo en el centro. Nos sentamos y la señora de la mesa de al lado, me dice que tenga cuidado con la silla de su acompañante..cuál es mi sorpresa al ver el perro más pequeño sentado en ella, sobre una servilleta, como un comensal más. Luego llegó la amiga, ampliaron los asientos e hizo lo mismo con su ser más querido. Se entendían entre sí los cuatro. Ahí estaban tomando el sol. Me hubiera gustado captar ese momento pero son muy susceptibles aquí son sus perros mimados . Terminaron de conversación con nosotras y rematé la faena con el saludo perruno. Guau¡¡