Y más si cabe cuando estás lejos y al escuchar el himno español te vibra todo el cuerpo. Felicidades al equipo y a su Dr. Emilio Sánchez Vicario, que ha aguantado una presión increíble pues en cada golpe alentaba ( qué palabra más bonita utilizan los argentinos) a los jugadores.
La foto representa la entrega del trofeo y cómo se abrazaban entre ellos. Han sido muy elegantes en su juego y su educación impecable. Los argentinos animaban de una forma increíble y algunos hablaban más de la cuenta, pero realmente la cancha de tenis estaba de fiesta. Lo mejor cómo todo el estadio se ponía de pie y aplaudía al equipo contrario vencedor. En el fondo, la mayoría tienen sangre latina y nos queremos. Mi corazón estaba medio partido pues os tengo que reconocer que si bien saltaba, jaleaba y estiraba la bandera, al final me quedé parada pues me ponía en la piel de los perdedores y de cómo les afectaba ya que tenían claro que iban a ganar. Nadie daba un duro por el equipo español y yo me enfadaba al escucharlo. Cuando arrancó la competición el viernes, supe que el triunfo sería para España y sentía que a veces en la vida, tienen que ocurrir situaciones ( como es la ausencia de Nadal) para que otros puedan destacar, como así ha sido. Bravo por los campeones.